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El respeto hacia uno mismo

  • Foto del escritor: Erika Ramos
    Erika Ramos
  • 6 nov 2024
  • 7 Min. de lectura

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“Sentirse competente para vivir significa tener confianza en el funcionamiento de la propia mente. Sentirse merecedor de la vida quiere decir tener una actitud afirmativa hacia el propio derecho de vivir y ser feliz”

 

De acuerdo a Nathaniel Branden, los comportamientos propios de una autoestima positiva son:

·      El rostro la forma de hablar y de moverse de una persona proyecta la felicidad de estar vivo.

·      La persona es capaz de hablar de logros o traspiés de forma directa y honesta.

·      La persona se siente cómoda al ofrecer o recibir halagos, expresiones de afecto y aprecio.

·      La persona esta abierta a la crítica y no tiene problema a la hora de reconocer los errores.

·      Las palabras y movimientos evidencian tranquilidad y espontaneidad

·      Existe armonía entre lo que la persona dice y hace y su apariencia.

·      La persona exhibe una actitud de apertura y curiosidad frente a nuevas ideas, experiencias y posibilidades de la vida.

·      La persona es capaz de ver y disfrutar de los aspectos humorísticos de la vida, en sí misma y en los demás.

·      La persona proyecta una actitud de flexibilidad al reaccionar ante situaciones y desafíos, un espíritu de inventiva y hasta diversión.

·      La persona muestra un comportamiento asertivo

·      La persona conserva una actitud de armonía y dignidad incluso en condiciones de estrés.

 

El autor también menciona que existen aspectos físicos que demuestran una autoestima positiva:

·      Ojos despiertos, brillantes y vivaces

·      Rostro y manos relajadas

·      Mentón erguido de manera natural y en armonía con el cuerpo

·      Postura relajada, erguida, bien equilibrada

·      Andar resuelto (sin ser agresivo ni altivo)

·      Voz modulada con intensidad adecuada a la situación y pronunciación clara

 

La autoestima consiste en la suma integrada de confianza en sí mismo y respeto de sí mismo. La necesidad de autoestima que tenemos es la necesidad de saber que las elecciones que efectuamos se adecuan a la realidad, a nuestra vida y bienestar. Se trata de la necesidad que sentimos de saber que nos hemos vuelto competentes para vivir.

 

La confianza en uno mismo es la seguridad en la fiabilidad de nuestra mente como herramienta de cognición. La confianza en sí mismo no es la convicción de que nunca podemos equivocarnos, sino la convicción de que somos capaces de pensar, de juzgar, de saber (y de corregir nuestros errores), de que estamos genuinamente comprometidos en percibir y respetar la realidad al máximo de nuestra fuerza de voluntad.

 

En cuanto a la necesidad del respeto de nosotros mismos, a medida que maduramos, a medida que vamos tomando conciencia en nuestro poder para elegir las acciones que realizamos, que adquirimos el sentido de ser personas, experimentamos la necesidad de sentir que somos adecuados como personas, que somos aptos. Ser adecuado como personas significa ser apto para la felicidad.

Para luchar por nuestra felicidad debemos de considerarnos merecedores de felicidad. Si no nos sentimos así fracasaremos en la auto afirmación que requiere nuestro bienestar

 

En cuanto a la autoestima en lo niños, Branden menciona las conclusiones del estudio de Stanley y Coopersmith titulado “The Antecedents of Self-Esteem” (Los antecedentes de la Autoestima), donde señalan que la autoestima de un niño no se relaciona con la posición económica de la familia, ni con la educación, el área geográfica del domicilio, la clase social, etc. Lo que es relevante es la calidad de la relación existente entre el niño y los adultos que son importantes en su vida.

Los niños con una elevada autoestima experimentan una total aceptación de sus pensamientos y sentimientos. Actúan dentro de límites definidos y firmes y se sienten respetados.

 

Considerando esta información, ¿cómo podemos generar una autoestima positiva?

·      Juzgándonos a nosotros mismos solo sobre lo que esta en nuestro control.

·      Autoafirmándonos a través de la toma de conciencia, respondiendo a la vida de forma activa.

·      Con la voluntad de ser eficaz a través de la perseverancia  frente a la dificultades: continuar buscando comprensión cuando ésta no se obtiene fácilmente, perseguir el perfeccionamiento de una habilidad o la solución de un problema frente a los fracasos, mantener firmes los propósitos cuando se presentan dificultades en el camino. La voluntad de ser eficaz consiste en negarse a identificar nuestro yo con sensaciones momentáneas de impotencia y fracaso.

·      Pensando de forma independiente aunque ello asuste o genere sentimientos de inseguridad.

·      A través de la integridad; correlación entre comportamiento y valores.

·      Teniendo responsabilidad.

 

“La autoestima se afianza internamente, y no en los éxitos y fracasos externos.

Es necesario que recordemos que el sí-mismo no es una entidad estática, acabada, sino una creación en continua evolución, un despliegue de nuestra potencialidades, expresado en nuestras elecciones, decisiones, pensamientos, juicios, respuestas y acciones”

 

Aceptarse a uno mismo no significa no desear cambiar, mejorar, evolucionar. Significa no estar en guerra con nosotros mismos: no negar la realidad de lo que es cierto respecto de nosotros en este momento de nuestra existencia.

 

“Puedo aceptar mis defectos, las dudas con respecto a mí mismo, mi baja autoestima. Y una vez que puedo aceptar todo esto, estoy del lado de la realidad, no contra ella. ya no torturo mi conciencia para mantener ilusiones sobre mi condición actual. Tengo libre el camino para comenzar a fortalecer mi autoestima”

 

El sentimiento de culpa juega un papel relevante en la formación de la autoestima, pues si no comprendemos los límites de nuestra responsabilidad podemos estar dañando nuestra autoestima. Donde no hay control, no puede haber responsabilidad, y donde no hay responsabilidad, no cabe remordimiento de conciencia alguno. Pesar sí, culpa no.

 

Para proteger la autoestima, Branden menciona que es esencial distinguir entre la culpa racional y la auto condena. La culpa racional es la evaluación auténtica de alguna acción equivocada, un sentimiento genuino de arrepentimiento o remordimiento y la determinación de realizar una mejor elección en el futuro. La auto condena es un veredicto dirigido al individuo como tal.

 

También nos sugiere cuatro pasos para liberarnos de la culpa:

1.     Reconocer el hecho de que hemos sido nosotros quienes hemos llevado a cabo la acción.

2.     Admitir explícitamente, ante la persona o personas implicadas, el daño que hemos realizado y dar a entender que comprendemos las consecuencias de nuestro comportamiento.

3.     Realizar cada una de las acciones que estén a nuestro alcance para contrarrestar o minimizar el daño que hemos ocasionado.

4.     Hacernos el firme propósito de comportarnos de otra manera en el futuro.

 

El miedo también participa en el desarrollo de nuestra autoestima. Según el grado de autoestima que sufra una persona, su conciencia estará regida en mayor o menor medida por el miedo: miedo a otras personas, miedo a hechos reales o imaginarios de sí mismo, evadidos o reprimidos. Miedo al mundo exterior y miedo al mundo interior.

 

Sin embargo, si admitimos una verdad difícil, si nos enfrentamos a aquello que nos producía temor afrontar, si reconocemos – antes nosotros y ante los demás- hechos cuya existencia hemos estado ignorando, si nos mostramos dispuestos a tolerar el miedo o la ansiedad temporales en beneficio de un mejor contacto con la realidad, nuestra autoestima crece.

 

La autoestima tiene una gran influencia en los ámbitos del trabajo y el amor.

Considerando el trabajo como cualquier actividad con un fin determinado, que implique la mente, la fuerza y la capacidad para prestar servicio a los propósitos de la vida; cada logro es un valor en sí mismo, pero cada nuevo paso también nos abre un espectro de acción y logro de objetivos más amplio, creando la necesidad de su realización. La supervivencia exige un crecimiento y creatividad constantes. No existe un límite final y definitivo.

 

“En cualquier nivel de inteligencia o habilidad, una de las características de la alta autoestima es el entusiasmo por lo nuevo y desafiante, por aquello que permite al individuo usar el máximo de sus capacidades, de la misma manera en que cierto apego familiar, rutinario y fácil, junto con el temor hacia lo nuevo y lo difícil, constituye un indicativo irrefutable de baja autoestima”

 

El amor es nuestra respuesta emocional hacia aquello que estimamos mucho. Es la sensación de alegría experimentada en la existencia del objeto amado: alegría en la proximidad y alegría en la interacción o compromiso.

“Si no me siento merecedor de felicidad o si acepto la creencia de que esta mal alcanzar la felicidad o que esta no puede durar, inevitablemente mi actitud subvertirá mis intentos respecto al amor. Si no siento que está bien que sea feliz, la presencia de la felicidad accionará la ansiedad”

 

La evolución de la autoestima implica, según Nathaniel Branden, un proceso de individuación como el propuesto por Jung: el proceso de esfuerzo del organismo humano hacia la plenitud, hacia lo completo, un empuje interno hacia la propia realización.

Al ser autónomos no sentimos que se cuestione nuestra autoestima y la aprobación reside en nosotros mismos.

 

Cuando se rechaza el “sí-mismo” dejamos de reconocernos a nosotros mismos, nuestro cuerpo, emociones, pensamientos y actitudes. Nos volvemos dependientes de los demás. Nos volvemos pasivos y resignados ante el sufrimiento, nos auto enajenamos.

 

Con frecuencia las personas dejan a un lado sus anhelos, convenciéndose de que es imposible satisfacerlos, cuando en realidad el único obstáculo lo representa a rigidez de su propia forma de pensar o el miedo a la desaprobación familiar o social. Si no aprendemos a escucharnos, a respetar nuestras señales internas, si tenemos una exagerada disposición a aceptar la abnegación como necesidad, perderemos oportunidades de madurar y enriquecernos.

 

Los sentimientos suelen ser la primera forma en que tomamos conciencia de que algo anda mal en nuestras vidas. Nos valemos del pensamiento para saber qué hacer, pero los sentimientos, nos alertan sobre la existencia de un problema. Si nuestra respuesta a los sentimientos consiste en ignorarlos o reprimirlos, nos condenamos a vivir mecánicamente, en un nivel de conciencia o inconciencia que prohíbe la autenticidad o la autonomía.

 

El arte de ser es el arte de conocernos, de aceptarnos, de vivir en armonía con nosotros mismos y de desarrollar, en la práctica las más altas posibilidades de nuestra naturaleza. Incluye tres conceptos básicos:

·      Conciencia de sí mismo: conocimiento de las continuas necesidades, deseos, emociones, valores, aspiraciones, capacidades, estados mentales y comportamientos que experimentamos.

·      Auto aceptación: con ella nos sobreviene el deseo de experimentar cualquiera que sea nuestra realidad del momento. Es la aceptación de una relación conmigo mismo.

·      Afirmación personal: afianza nuestra relación con la realidad, ya que expresamos nuestra vida interior a través de palabras y acciones. Implica respetar las propias necesidades, el propio juicio de la misma manera en que respetamos nuestros valores y reconocemos que para vivir plenamente es necesario traducir el sí mismo en acción.

 

“Para vivir plenamente en el presente, necesitamos la referencia de nuestra mortalidad. Es necesario que recordemos que no disponemos de un tiempo ilimitado. El paso del tiempo no es una tragedia. Resulta esencial para el significado y la emoción de vivir, para la intensidad del amor y, en realidad, para la intensidad de cualquier alegría. La gloria de la vida es inseparable del hecho de su finitud”

 

 


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